Cáncer de testículo

Dr. Juan Carlos Huerta Gómez • 16 de febrero de 2024

El cáncer de testículo es un tipo de cáncer que se desarrolla en uno o ambos testículos, las glándulas reproductoras masculinas que se encuentran dentro del escroto y son responsables de producir espermatozoides y testosterona. Este tipo de cáncer puede afectar a hombres de cualquier edad, pero es más común en hombres jóvenes, generalmente entre los 15 y los 35 años. El cáncer de testículo puede presentarse como un crecimiento anormal en uno o ambos testículos y puede manifestarse con síntomas como la presencia de un bulto o hinchazón y la sensación de dureza en la totalidad o una parte del testículo, habitualmente no hay dolor o sensibilidad en el escroto.

Causas y factores de riesgo

Las causas exactas del cáncer de testículo no están completamente comprendidas, pero se tiene referencia que factores genéticos pueden contribuir al desarrollo de esta enfermedad. Algunos de los factores de riesgo conocidos incluyen:

 

  • Anomalías congénitas: Los hombres nacidos con ciertas anomalías genéticas, como el síndrome de Klinefelter, pueden tener un mayor riesgo de desarrollar cáncer de testículo. En condiciones normales, los hombres tienen un par de cromosomas sexuales XY, mientras que las mujeres tienen dos cromosomas sexuales XX; sin embargo, en el síndrome de Klinefelter los hombres nacen con al menos un cromosoma X adicional, lo que resulta en una constitución cromosómica XXY.


  • Antecedentes familiares: Tener un pariente cercano, como un padre o un hermano, que haya tenido cáncer de testículo aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad.


  • Criptorquidia: La criptorquidia es una condición en la cual uno o ambos testículos no descienden correctamente dentro del escroto durante el desarrollo fetal. Los hombres con criptorquidia tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de testículo, especialmente si el testículo no descendido no se corrige en la infancia -de preferencia dentro de los primeros 4 años de vida-.


  • Edad: El cáncer de testículo es más común en hombres jóvenes, especialmente entre los 15 y 35 años, aunque puede ocurrir a cualquier edad.

 

Es importante tener en cuenta que la presencia de uno o más de estos factores de riesgo no garantiza que una persona desarrolle cáncer de testículo, y muchas personas diagnosticadas con esta enfermedad no tienen factores de riesgo conocidos.

Síntomas

Los síntomas del cáncer de testículo pueden variar de una persona a otra, y en algunos casos, el cáncer puede no presentar síntomas en absoluto. Sin embargo, los síntomas más comunes incluyen:


  • Presencia de un bulto o masa en el testículo: Este es el síntoma más común, el hombre puede notar un bulto firme y generalmente indoloro en uno de sus testículos.


  • Hinchazón o agrandamiento del testículo: Además del bulto, puede percibirse que uno de los testículos parece inflamado o más grande de lo normal.


  • Dolor o molestia en el testículo, el escroto o la ingle: Ocasionalmente algunas personas experimentan dolor, sensibilidad o una sensación de pesadez en el testículo afectado.


  • Cambios en la textura o forma del testículo: Pueden identificarse cambios en la forma, la textura o la firmeza del testículo afectado.



Es muy importante tener en cuenta que estos síntomas también pueden estar relacionados con afecciones no cancerosas, como infecciones o lesiones testiculares; sin embargo, si se experimenta alguno de estos síntomas, especialmente si persisten durante varias semanas, es importante que se consulte a un médico urólogo, de preferencia con experiencia en manejo del cáncer,  para una evaluación adecuada. La detección temprana y el tratamiento oportuno pueden mejorar significativamente las perspectivas de vida del cáncer de testículo.

Diagnóstico

El diagnóstico del cáncer de testículo generalmente involucra una combinación de historia clínica, examen físico, pruebas de laboratorio y pruebas de imagen. A continuación un resumen de los pasos típicos en el proceso de diagnóstico:


  • Historia clínica y examen físico: El médico comenzará por hacer preguntas sobre tus síntomas, antecedentes médicos y familiares, y realizará un examen físico para evaluar si hay signos de cáncer de testículo, como la presencia de un bulto o anomalías en los testículos.


  • Análisis de sangre: Se puede realizar análisis de sangre para medir los niveles de ciertas proteínas tumorales, como alfa-fetoproteína (AFP), beta-hCG (gonadotropina coriónica humana beta) y lactato deshidrogenasa (LDH), conocidas como marcadores tumorales testiculares. Los niveles anormales de estas proteínas pueden sugerir la presencia de cáncer de testículo u otras afecciones.


  • Ultrasonido testicular: La ecografía testicular es una herramienta de imágenes clave para diagnosticar el cáncer de testículo. Permite que el médico visualice los testículos y cualquier masa o anormalidad dentro de ellos. Este procedimiento no es invasivo y generalmente se realiza en el consultorio médico.



Una vez que se ha confirmado el diagnóstico de cáncer de testículo, se realizan más pruebas de imagen, como tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) para determinar la extensión del cáncer y planificar el tratamiento adecuado. Es fundamental trabajar en estrecha colaboración con un equipo médico especializado en cáncer para recibir el tratamiento más efectivo y obtener el mejor resultado posible.

Tratamiento

El tratamiento para el cáncer de testículo depende de varios factores, incluyendo el tipo y la etapa del cáncer, así como la salud general del paciente y sus preferencias personales. Algunas de las opciones de tratamiento más comunes incluyen:


1. Cirugía (orquiectomía radical)

La cirugía para extirpar el testículo afectado es generalmente el primer paso en el tratamiento del cáncer de testículo. Este procedimiento se conoce como orquiectomía radical.


2. Quimioterapia

Después de la cirugía, es posible que se recomiende la quimioterapia para destruir cualquier célula cancerosa residual principalmente a nivel de los ganglios linfáticos cercanos y prevenir la recurrencia o progresión del cáncer. La quimioterapia puede implicar el uso de una combinación de medicamentos anticancerígenos, que se administran generalmente por vía intravenosa. En casos en donde de inicio se detecte el cáncer en etapa muy avanzada, es posible el médico prefiera iniciar el tratamiento con quimioterapia, inclusive antes de extirpar el testículo.


3. Radioterapia

En algunos tipos de cáncer, la radioterapia puede ser utilizada después de la cirugía para eliminar las células cancerosas restantes o para tratar el cáncer que se ha diseminado a los ganglios linfáticos cercanos. La radioterapia utiliza radiación de alta energía para destruir las células cancerosas.


4. Vigilancia activa

Para algunos tipos de cáncer de testículo en etapas tempranas, puede ser apropiado adoptar un enfoque de vigilancia activa. Esto implica realizar exámenes físicos regulares, análisis de sangre y pruebas de imagen para monitorear la potencial recurrencia del cáncer y tomar medidas si se presenta.


5. Cirugía para remover ganglios linfáticos (linfadenectomía retroperitoneal)

En algunos tipos de cáncer en etapas tempranas y donde existen factores de riesgo de recurrencia del cáncer, después de la orquiectomía, de acuerdo a las características histológicas del tumor puede ser necesaria una cirugía para extirpar estos ganglios linfáticos. Este procedimiento se conoce como linfadenectomía retroperitoneal.


El tratamiento específico recomendado variará según la situación individual de cada paciente. Es importante discutir todas las opciones de tratamiento con un equipo médico especializado en cáncer de testículo para tomar la decisión más informada y adecuada. La tasa de recuperación para el cáncer de testículo es generalmente alta, especialmente cuando se diagnostica y trata en etapas tempranas. Con el tratamiento adecuado, muchos hombres pueden recuperarse completamente y llevar una vida normal después del cáncer de testículo.

Pronóstico

El pronóstico para el cáncer de testículo suele ser muy bueno, especialmente cuando se diagnostica en etapas tempranas y se trata adecuadamente. Aquí hay algunos puntos clave sobre el pronóstico de esta enfermedad:


1. Tasa de supervivencia: La tasa de supervivencia a cinco años para el cáncer de testículo es alta, con aproximadamente el 95% de los pacientes sobreviviendo más allá de este período. Esto se debe en gran parte a la eficacia de los tratamientos disponibles y a la capacidad del cáncer de testículo de responder bien a la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia.


2. Recurrencia: Aunque el cáncer de testículo puede ser curable en muchos casos, existe el riesgo -cercano al 30%- de que el cáncer pueda volver (recurrencia); sin embargo, incluso en casos de recurrencia, existen opciones de tratamiento adicionales disponibles que pueden ser efectivas para controlar la enfermedad.


3. Efectos secundarios del tratamiento: Es importante tener en cuenta que los tratamientos para el cáncer de testículo, como la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia, pueden tener efectos secundarios a corto y largo plazo. Estos efectos secundarios pueden variar según el tipo y la intensidad del tratamiento, así como las características individuales del paciente.


4. Seguimiento a largo plazo: Después del tratamiento inicial, es importante que los pacientes con cáncer de testículo continúen con el seguimiento médico regular para monitorear cualquier signo de recurrencia y para manejar cualquier efecto secundario a largo plazo del tratamiento. Los chequeos regulares pueden incluir nuevamente exámenes físicos, análisis de sangre y pruebas de imagen, según sea necesario.


En resumen, el pronóstico para el cáncer de testículo suele ser favorable, especialmente con un diagnóstico y tratamiento oportunos. Es fundamental seguir las recomendaciones del equipo médico y mantener un seguimiento regular para garantizar la mejor calidad de vida y los mejores resultados a largo plazo.

Prevención

Aunque no se puede prevenir el cáncer de testículo, hay algunas medidas que pueden ayudar a detectar tempranamente o reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad. A continuación algunas estrategias que pueden ser útiles:


  • Autoexamen regular de los testículos: Realizar autoexámenes regulares de los testículos puede ayudar a detectar cualquier cambio anormal, como la presencia de un bulto o hinchazón, lo antes posible. Los hombres deben familiarizarse con la forma y la textura de sus testículos para poder detectar cualquier cambio.


  • Conocer los factores de riesgo: Es importante conocer los factores de riesgo asociados con el cáncer de testículo, como antecedentes familiares de la enfermedad, criptorquidia y ciertas anomalías genéticas. Si tienes factores de riesgo conocidos, es posible que desees hablar con tu médico sobre cómo manejarlos y monitorear tu salud de cerca.


  • Tratamiento de la criptorquidia: La criptorquidia, una condición en la cual uno o ambos testículos no descienden correctamente dentro del escroto, es un factor de riesgo conocido para el cáncer de testículo. Si tu hijo nace con criptorquidia, es importante hablar con el médico sobre las opciones de tratamiento disponibles para corregir esta condición.


  • Protección contra lesiones testiculares: Las lesiones en los testículos pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de testículo en el futuro. Por lo tanto, es importante tomar precauciones para proteger los testículos durante actividades deportivas o laborales que puedan representar un riesgo de lesiones.


  • Consultas médicas regulares: Realizar chequeos médicos regulares puede ayudar a detectar cualquier problema de salud, incluido el cáncer de testículo, en etapas tempranas cuando es más tratable. Si notas algún cambio o síntoma preocupante en tus testículos, no dudes en consultar a un médico (urólogo -de preferencia con experiencia en el manejo de cáncer-) de inmediato.




Aunque no se puede garantizar la prevención completa del cáncer de testículo, estar atento a cualquier cambio en la salud de los testículos puede ayudar a reducir el riesgo y mejorar las posibilidades de detección temprana y tratamiento exitoso.

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